«… “Nosotros
florecemos copiando. Tal nos pide Dios. Como Noé salvó la vida de animales y
plantas. Así la lengua latina, cristal para el pensamiento, y Aristóteles,
padre de las materias todas. Un mundo al que los godos aportan energía con su
sangre nueva”...» (pág. 138, Gloria Fernández Sánchez, «Primavera en el
claustro»).
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