REFLEXIONES
INFANTILES
Como es viernes, unas niñas han salido más temprano
del colegio. Se les antoja pasear, felices, adormecida la ciudad por el
incipiente calorcito del casi verano. Ríen, hablan entre ellas de cosas que les
hacen olvidar las lecciones y las conversaciones sobre guerras, posguerras y
otras tristezas que los mayores siempre tienen en la boca. Cuando pasan delante
de San Isidoro, una de ellas dice que entrará un momento, que las alcanza más
adelante. Las demás no le hacen mucho caso y asienten al paso.
Va directa hacia el espacio que le interesa. La
basílica es enorme, como todas las construcciones antiguas de su ciudad que
tanta curiosidad le causan. Pero ahora solo quiere ir hasta donde reposan los
monarcas del antiguo reino que existió en esos mismos lugares en los que ella y
sus amigas se preguntan, como quizá lo hicieron niños de otros tiempos, cómo es
el mundo cuando no hay guerras.
Camina despacio entre las tumbas que sobresalen del
piso y con cada nombre recuerda lo que dicen los libros sobre sus aventuras y
heroicidades. Piensa en quién escribirá y qué dirán los libros futuros del
presente que ella vive: ¿hablarán solo de las cosas de las guerras, como hacen
los adultos? ¿Acaso nadie sabrá de don Antonio, su maestro, de su sabiduría y
bonhomía que poco tiene que ver con el eterno conflicto entre unos y otros del
que siempre oye a sus mayores lamentarse?
Recuerda entonces a san Isidoro y de la forma en que
escribió de su presente, de la necesidad de que los diferentes pueblos que
habitaban la península vivieran en paz. Recordó también que al-Mutámid lloró la
partida de las reliquias del amigo, distintos los dos en origen y religión,
pero hermanos en el amor por el conocimiento y la palabra.
Busca entonces donde sentarse y apoyarse, saca su
cuaderno y se pone a escribir.
M.ª del Carmen Porras
Caracas, 1968
Profesora titular (jubilada)
de la Universidad Simón Bolívar (Venezuela)
Publicaciones: artículos sobre
literatura latinoamericana en revistas y ediciones colectivas de América y
Europa. Autora de los libros Aproximación a la intelectualidad latinoamericana (2000)
y Mirada anacrónica y resistencia. La obra de Álvaro Mutis (2006).
Participa en la antología Cincuenta mejores historias (2018),
correspondiente al I Concurso Zetta de minificción
(XVII Antología)
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