«… Alvito fue preparando su alma para
el inminente encuentro con el Señor tras la advertencia que san Isidoro le
hubiera hecho en sueños o quizá aparición. Había aprendido que a veces una cosa
se busca y otra se halla…» (pág. 170, Francisco (Frank) Gámez Pascual,
«Desde los balcones del cielo»).
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