«… Una profecía asomaba a los labios del
fraile; 1492, año dichoso, la confirmaría. La Gramática, compañera del
imperio y al servicio de la unidad de la nación, veía la luz poco antes de que
Cristóbal Colón arribara al Nuevo Mundo…» (pág. 58, Lola Sánchez Lázaro, «La
profecía»).
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