ÚLTIMA
CARTA AL MAÑANA
En la penumbra sugerida por un candelabro, los torpes gestos del
anciano se mueven en sombras lentas sobre una mesa de legajos. Antonio deja que
el cálamo repose, levanta un papel repleto de letras temblorosas, lo acerca a
las velas y lee despacio. Su voz resuena en el silencio.
«… Y así deseo que, anunciándose ya la muerte a las puertas, no dejéis
de observar las rectas obras que en esta casa habéis visto. Os exhorto, Sancho,
a que afiancéis la labor de hacer impresión de libros sabios, que otros no
habrían de escribirse, pues es de varones prudentes combatir al error ladino. Esta
nueva edad, que Dios entregó a nuestra señora doña Isabel y al reverendísimo cardenal
Cisneros, ya es vuestra y envuelve tierras desconocidas. Haced de la habilidad
de la imprenta el viento que arrastre la verdad al más allá; y no cejéis en el
empeño; pues se os recordará como el que llevó los latines puros y perfectos a
la castellana lengua, y así seréis a la vez científico y artista; que no hay
más bondad para las generaciones venideras que el forjar con la ciencia de la
retórica y la gramática el arte de trasladar la sabiduría a la belleza de un
texto mágico. Así lo agradecerán todos los pueblos de allende los mares;
también los de aquesta orilla. Os encomiendo lo que en vuestras manos queda y,
aunque sea tarea de misericordia enseñar al que no sabe, no habéis de abandonar
en otros el derecho que os acoge de mantener las obras de vuestro padre en la
casa de Nebrija, no sea que forasteros quieran apoderarse de estos libros míos
y de la bolsa que también se llena con lo que al aprecio del trabajo se otorga…».
La voz de Antonio se apaga y continúa una lectura callada.
—Padre, dejadlo ya y descansad.
—¡Ay, Marcelo! —responde, entregándole la carta—. Son mis últimas palabras para tus hermanos, que el epílogo ya llega.
—¡Ay, Marcelo! —responde, entregándole la carta—. Son mis últimas palabras para tus hermanos, que el epílogo ya llega.
Madrid, 1962.
Licenciado en Historia por la UNED.
Ha desempeñado su actividad profesional en la Armada durante cuarenta y un años, mayoritariamente embarcado. Suma más de tres mil días en la mar en misiones nacionales e internacionales. Ya en el empleo de contralmirante, en 2023, pasó a la situación de reserva.
Ha obtenido varios premios de poesía y relato corto.
Publicaciones: Una luz en la ventana (2019) y Días de Leviatán (2024).
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