«… “Haced de la
habilidad de la imprenta el viento que arrastre la verdad al más allá; y no
cejéis en el empeño; pues se os recordará como el que llevó los latines puros y
perfectos a la castellana lengua, y así seréis a la vez científico y artista;
que no hay más bondad para las generaciones venideras que el forjar con la
ciencia de la retórica y la gramática el arte de trasladar la sabiduría a la
belleza de un texto mágico. Así lo agradecerán todos los pueblos de allende los
mares; también los de aquesta orilla”...» (pág. 110, Rafael Fernández-Pintado
Muñoz-Rojas, «Última carta al mañana»).
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