NEBRIJA ENTRE PANTALLAS (1487)
Escribo estas líneas y pienso en cómo el acto mismo de
escribirlas me lleva hasta Nebrija. Aquí, en la computadora portátil, el
programa me advierte de fallas de concordancia en el discurso, de anacolutos;
de signos de puntuación que sobran; de letras que faltan o están mal ubicadas;
de tildes de más o de menos. El programa, claro está, contiene una gramática
del español, por lo que sabe sus reglas y principios, y puede corregirme.
Antonio de Nebrija, así, se encuentra en cada
ordenador que se teclea, en cada móvil cuya inteligencia sugiere palabras para
completar un mensaje. Pues su afán pedagógico lo hizo precursor y visionario;
porque la exposición de forma ordenada y entendible del complejo entramado que
compone una lengua puso a esta y al sujeto del aprendizaje por encima de las
necesidades expresivas del sujeto que enseña; porque la tarea de clasificar y
destacar patrones y excepciones puso a la lengua como objeto de comprensión y
enseñanza por sobre la vanidad del maestro.
Para muchos, una lengua es por naturaleza libre y, por
eso, perciben la gramática como una suerte de una camisa de fuerza. Nebrija, no
obstante, demostró que la gramática es, más bien, semejante a una represa, una
estructura cuya función no es contener o detener la fuerza de un río, sino
acrecentarla y potenciarla. El objetivo de Nebrija en sus Introductiones latinae fue facilitar la adquisición y buen uso de la
lengua madre y por eso se convirtió rápidamente en el libro por excelencia para
estudiar latín. Su Gramática de la lengua castellana, primera elaborada
de una lengua romance, permitió la expansión de la misma por el territorio
americano.
Actual como lo será siempre, Nebrija y su legado
conviven en nosotros a través y dentro de nuestro mundo de omnipresentes
pantallas.
Caracas, 1968.
Profesora titular jubilada de la Universidad Simón Bolívar (Venezuela).
Publicaciones: artículos sobre literatura latinoamericana en revistas y ediciones colectivas de América y Europa y autora de los libros Aproximación a la intelectualidad latinoamericana (2000) y Mirada anacrónica y resistencia. La obra de Álvaro Mutis (2006). Participó en la antología Cincuenta mejores historias (2018), correspondiente al I concurso Zetta de minificción y en la XVII Antología del Premio Orola 2023.
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