LAUS SPANIAE
Recordé la escena,
un tanto chusca, de una gran serie televisiva en la que un actor catalán
independentista, en su papel del consejero Mercurino Gattinara, coreaba el
grito de «¡Vivan las Españas!» que inició su católica majestad, el emperador
Carlos I.
Y caí en la cuenta
de que Cristóbal Colón se dirigía a los Reyes Católicos como «rey y reina de
las Españas» (era frecuente por entonces el uso del plural, como «las Indias» y
mucho después «las Américas»), aunque Isabel y Fernando se referían casi
siempre a sus reinos como Castilla y Aragón. También el almirante bautizó como
«La Española» a la actual isla de Santo Domingo. Y es que el concepto de
españolidad y de nación española nos viene de los visigodos (Leovigildo,
Recaredo). Sorpresa para muchos: es anterior al de Castilla. Recordemos, entre
otros, a san Isidoro (con una loa a España), a Sancho el Mayor de Navarra (se
hizo sepultar como «rey de España») y a Alfonso X el Sabio (escribió una Crónica general de España).
No pude por menos
que pensar en el contraste que había entre el impulso expansivo e integrador
del emperador y las ideas rupturistas del actor de marras, con varios siglos de
distancia entre ambos. Todo ello en nombre de supuestos agravios.
El piamontés
Gattinara, admirador de Erasmo de Rotterdam, influyó en Carlos para que luchara
por el establecimiento de una monarquía universal y el emperador se dio cuenta
en pocos años de que la base de su imperio estaba en España, en «las Españas»
(un bello nombre que algunos no quieren pronunciar).
Carlos llegó
extranjero y murió español. Algunos compatriotas, con una visión reduccionista
y aldeana, tienen un recorrido inverso.
Amalio Ordóñez
Gallego
Médico jubilado
MADRID
(X Antología)
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