UN GRITO DE AUXILIO
La enredadera crece por todas partes y nos asfixia, la
realidad se impone y molesta. La revolución no piensa, grita, somete, indigna,
estereotipa. No hay cultura, hay cultores de lo autóctono, no hay unión de dos
mundos, hay resistencia indígena. Por lo tanto, no hay madre patria. España ya
no corre por la sangre de los colegiales, se chapucea el lenguaje en pro de la
verborrea, se desdobla el sustantivo para dar cabida a un hombre nuevo y a una
mujer nueva que se llaman ciudadano y ciudadana. Sin sintaxis y sin
concordancia, tampoco hay coherencia. Nada tiene valor histórico, ni Cervantes,
ni Unamuno, ni Machado. No soy revolución.
Estoy en la fila de la comida y un funcionario se acerca
para entregarnos un número. Algo maloliente se percibe por todas partes, me
desespero y levanto una mano para cubrirme nariz y boca. Corro, el trayecto me
resulta irracional e insoportable y ya en la calle grito pidiendo auxilio.
Seguiré escribiendo mientras los molinos de viento se agiten en mi mente,
enfrentaré a los gigantes aunque transite entre el caos, el bullicio y la
ambigüedad. A cada cual se nos ha entregado algo con lo que podemos luchar,
tengo el lenguaje para expresarme, las palabras para hacerme entender. No me
desterraré, no borraré lo aprendido, no me descolonizaré. Sin duda alguna,
escribiré.
Betsy Balestrini
Ponce
Abogada
CARACAS (Venezuela)
(X Antología)
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