MUERO POR TI
Estoy sentada en mi
habitación y las sombras que aún quedan de vuestro aliento reaparecen frente a
mí como si quisieran atormentarme desde la distancia. Entonces mis palabras
surgen de la nada como si un pequeño agujero se abriera en mi interior
permitiendo que todas puedan salir a borbotones quedándose ahí fuera para
siempre y consiguiendo ahogar la nostalgia que siento al teneros tan lejos.
De este modo,
mientras algo de mí se queda en este lado del universo, en cada frase puedes
descubrir cómo es mi mundo, en cada palabra puedes abrir una ventana que se
asoma a mi alma y en cada letra puedes imaginar los mismos lugares que dibujo
en mis sueños.
Muero por escribir.
Muero por volver a veros.
Mis palabras van
cambiando a la par que el tiempo lo hace cada día. Siento que algo en ellas va
creciendo mientras yo voy caminando como si cada letra modificara su color y su
textura a medida que pasan los segundos y mientras antes la t me trasladaba a
la tranquilidad de la luna, ahora me lleva a la tristeza, negra y oscura, de no
poder estar a vuestro lado. Es entonces cuando escribo palabras sin sentido
para no olvidar el sentido que tiene estar aquí. Y entre la m con su melancolía y la ñ que retiene mi morriña, enlazo palabras
inconexas que resultan tener, después, un significado concreto y correcto. Estoy
segura de que en cada palabra se asoma una burbuja del aire que respiro, y esa
burbuja flota, sube, nos mira y desaparece para siempre, solamente quedándose
en este conjunto de palabras que nadie sabe a dónde irán a parar.
Estallo con el
sonido del lápiz contra el papel, con el sonido de los dedos tecleando las
palabras.
Muero, de nuevo,
por escribir. Muero, de nuevo, por volver a veros.
Marta Viñuela
Fuentes
Licenciada en
Ciencias del Mar y Ciencias Ambientales
(X Antología)
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