DUELE
Soy mexicana de padres españoles. Adoro a mi país,
México. Y adoro el país de mis padres, porque ellos me enseñaron a quererlo y
lo considero mío también.
Me encantan los estados de la república mexicana; cada
uno con sus propios ritos y costumbres. También los siento míos, ¡a todos! Lo
mismo siento por todo el territorio español. Lo he recorrido de arriba abajo:
Madrid, tierra de mi madre; Santander, de mi padre; Córdoba, de mi abuelo
materno; Guadalajara, de mi abuela materna. ¡Qué hermoso país! ¡Me fascina
Andalucía; su música y su gente! No existe tanto arte y gracia juntos en ningún
lugar del mundo. He veraneado en Noja y en Santander; en Gandía y en Galicia;
en Ibiza; en Menorca y en Palma de Mallorca. Viví dos años en Barcelona de
recién casada, ¡imponente ciudad! He esquiado en Baqueira Beret; donde disfruté
más de su comida que del propio deporte. ¡Y qué decir de la deliciosa Costa
Brava; de la belleza de Cadaqués! Preciosa región también Cataluña. Esa
diversidad de regiones, todas ellas con su propia idiosincrasia, es lo que hace
de España un país tan atractivo y tan maravilloso.
Por eso… ¡duele!... duele lo que está sucediendo en
Cataluña con aquellos que se quieren independizar del resto de España. Creo
adivinar bien sus razones, que van aún más allá de intereses políticos y
económicos. En el fondo, ellos no quieren pertenecer al resto de España porque
claramente no han aprendido a quererla. Es así de fácil. No la sienten suya,
así como yo y como muchos, que lo sentimos todo nuestro, que nos enorgullecemos
y presumimos de ello. Quiero dejar bien claro que respeto su manera de pensar y
de querer… ¡la respeto!... porque como dice la famosa frase: «¡Cada quien!».
Aún así, no puedo evitar el decir que cuando alguien te dice que no quiere
pertenecer a lo tuyo, por la razón que sea, algo siente uno en su interior,
algo ¡que duele!... ¡y mucho! Se siente algo así como un desprecio, como un
desaire, como una especie de traición. ¡Seamos honestos todos!... ¡duele! Lo
preocupante es, que ese dolor se convierta en odio y en rencor. ¡Que sean ellos
entonces los que comprendan nuestras razones!
Afortunadamente, la mitad de los catalanes aún conservan
el famoso seny catalán del cual tanto presumen los que ya lo han perdido, intentando
imponer, ¡sí!, ¡imponer!, imponer un camino por el cual, solo ellos, los
separatistas, quieren caminar. ¿Es esa la democracia de la que tanto presumen?
Consuelo Galas
Aroca
CIUDAD DE MÉXICO
(México)
(X Antología)
Merecido premio. Excelente relato.
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