NUESTRA PATRIA, LAS ESPAÑAS
España no es España. Es las Españas. No basta un singular
para decirla. Los Pérez, los González y los Ruiz responden «aquí estoy» en el
hemisferio norte y en el hemisferio sur, sobre los dos perfiles del Atlántico y
en el regazo del Sol Naciente. En todas esas partes es de día. En todas esas
partes es España. Todas sus gentes conjugan el vivir conforme a las mismas
desinencias, llaman tesoro al pasado que los une, ponen un «vale» donde otros
un ok y amoldan su
existir a esa caprichosa diferencia entre el ser y el estar. Porque España no
estuvo en América; España fue América. Por eso agigantó su nombre y se dijo las
Españas. Hay una sola Francia, una sola Alemania, pero la historia ha
vendimiado del lagar hispano un racimo de Españas. Así lo sienten en Córdoba,
la vieja y la nueva; en Santiago, el de Chile y el de Compostela; en
Guadalajara, la castellana y la de «ándale, cuate».
España en plural para una comunidad plural, hermanada,
inabarcable. Benedetti no versificó tácticas ni estrategias para Uruguay;
Borges no diseñó espejos dentro de espejos para Argentina; ni García Márquez
fundó Macondos de ensueño para Colombia. Escribieron, forjaron y crearon para
las Españas, que a puro verbo se han hecho ricas y fecundas como un río en
continuo desbordamiento.
No es un lugar, es un latido. Un ritmo, una sintaxis de
almas que eslabonan palabras como si se pasaran de mano en mano una llama
gozosa y entrañable. Esa corriente eléctrica que vivifica el mundo, ese rosario
de razas ubérrimas, ese coro multitudinario que romancea el pulso de la
existencia, ese país tiene como capital el mundo y se llama, en el diccionario
de la sangre, las Españas.
Daniel Cotta
Nacido en MÁLAGA en
1974
Licenciado en
Filosofía y Letras
Profesor de Lengua
en Secundaria en La Carlota (Córdoba)
(X Antología)
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