ESE PAÍS QUE FLOTA AL SUR DE EUROPA
España,
piel partida,
democracia cosida a
toda prisa
con el hilo caduco
de unos pocos.
España,
revenida,
amargo el paladar,
avinagrado el mar,
y el rostro
rojo.
España,
carne seca,
y bosques,
y humedales
y panceta.
España,
sol y playa,
encinas y palmeras,
panderetas.
Analfabetos, nobles
y poetas,
hombres de asfalto,
señores de la
tierra.
Mujeres luchadoras,
mujeres de
posguerra,
matriarcados
impuestos
por ausencia.
Filósofos,
artistas,
pensadores,
Ortegas y Picassos,
girasoles,
paisajes a la
vista,
discursos
silenciados,
cadenas montañosas,
campos llenos de
flores.
Muchos muertos
de pena o escopeta,
muchos cuerpos,
sin nombre,
que aún yacen en
cunetas.
España, tienes
hambre
de justicia,
de pan
y de belleza.
No ocultes la
pobreza,
no te escondas,
reconoce tus
logros,
condena tus
deshonras.
España crucifijo,
himno y bandera,
hace ya mucho
tiempo
que tus símbolos
no me representan.
Es hora de quitarse
las polillas
y de abrir las
ventanas,
¡que el aire limpio
inunde nuestras
casas!
Hay que arrancar
las rejas,
¡que los pájaros
vuelen a sus anchas!
Dejar la puerta
abierta
es la única manera
de que todos
podamos respirar.
Mírate en el caudal
de todos esos ríos
que te lloran.
Asume de una vez
que nunca fuiste
una,
ni grande,
ni, mucho menos,
libre.
Nuria Hernández González
(XI Antología)
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