LA ILUSIÓN HECHA A MANO
El que soñó mandar al ser
mandado.
Como el viento a las velas de
un barco.
Como Elcano en su aventura,
que a punto de perder la
cordura,
imaginó ver el otro lado
y volver de su andadura.
Presionado por la luna
que desvela su futuro,
y que da sombra
a la tumba de su ancestro,
que con ambición
quiso cambiar su mundo.
Arrancó del barro el
pensamiento
para enraizarlo en otro suelo,
al otro lado del charco,
donde el sueño fuera colmado.
Y nació en… Santa Fe.
Y con su madre España y su
padre castellano
lo recibieron con el agrado de
un nuevo bracero.
Con sudor y sangre alimentado,
entre plantas de maíz y de
nubes criado.
Labró su alma con tesón,
encerrado el pasado,
entregando un esfuerzo que no
había imaginado
y dejando en el intento buena
parte del corazón.
Llegado el respeto su alma
libró,
pero rota en dos pedazos
al recordar lo que atrás dejó.
A mi querida patria,
yerma en sus entrañas.
Vengo de las Américas
que mi espíritu fertilizó.
Para «facer España»,
y hacer crecer en mi tierra
madre,
casas de lágrima y plata,
que vistan con brillo la
vuelta
del que partió llorando de
España
para llegar siendo un foráneo.
Plantar de sabiduría, de
grandeza y derroche
donde solo había luz tenue y
noche.
Que vean por las ventanas
trazos de lino y cultura,
vidrios de una andadura
que bien pudo ser un desastre
y se convirtió en dulzura.
El hierro guarda ahora mi
fuero,
cede la luz a los jardines
que los muros de piedra no dejaban.
Y puedan así decir las
curiosas miradas
¡cuán la conquista ilumina!
Juegan las palmeras con el
viento,
buscando tocar el cielo.
Son felices cuando la tierra
es un buen suelo.
Late ahora el triunfo en la
tierra del pobre,
de donde salió con solo un
sueño
y volvió como el marqués… de
lo mundano.
Soraya Martínez Martínez
MADRID
(XIII Antología)
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