AÚN TREPIDA EL ECO A LA SOMBRA DE LOS MUROS
Mañanita
de ardiente sol y cielo despejado. Para iniciar nuestro tercer día en el Perú,
decidiríamos visitar la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima. El
profesor Augusto Tamayo Vargas nos había invitado para que escucháramos su
conferencia sobre los orígenes de esta institución, la universidad más antigua
de América, fundada en 1551 por real cédula del emperador Carlos V. A la diez
en punto entraríamos al claustro y nos detendríamos fascinados ante la sala capitular
de este antiguo convento dominico, donde el amable erudito, con suave cadencia
de reminiscencias quechuas, habría de informarnos que esa corporación académica
iniciaría sus labores en la época virreinal con las facultades de Teología y
Artes y más tarde habrían de crearse los cánones de Leyes, Medicina y
Filosofía. Luego, a lo largo de los siglos, la institución habría de
convertirse en la decana del saber y en un cardinal centro civilizatorio para
América Latina y el mundo.
Mientras
escuchaba las explicaciones del catedrático, mis ojos habrían de detenerse en
algunos versos del poeta peruano César Vallejo, cincelados en el frontispicio
de la sala, en especial este fragmento del libro Los
heraldos negros: «Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!».
Mi
corazón daría un vuelvo, pues eran precisamente esos versos los que había hecho
grabar sobre la tumba de Julio Rafael, mi hijo amado, quien pereciera en un
incongruente accidente de tránsito ocurrido hacía varias décadas (en plena
adolescencia, pues aún no había cumplido los diecisiete años), cuya presencia
conservaba intacta en mi alma desolada.
Jamás
olvidaría las horas transcurridas bajo los albores de aquella afamada y no tan
remota universidad limeña.
Julio Rafael Silva Sánchez
Nacido en Tinaquillo, estado Cojedes (Venezuela), 1947
Doctor en Ciencias de la Educación. Escritor, historiador,
ensayista, narrador. Profesor universitario jubilado
(XV Antología)

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