LO EXCELSO Y LO INFAME
Gran revuelo causó entre sus discípulos el anuncio del
plurisabio gaditano José Celestino Mutis (médico, geógrafo, botánico, matemático y religioso) cuando invitó a los estudiantes más aventajados del
Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, tercera universidad de Santa Fe de
Bogotá fundada en 1653 con la venia de su majestad Felipe IV, a que lo
acompañasen en la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada que
tendría como finalidad la de descubrir y catalogar la riqueza natural del
todavía muy Nuevo Mundo.
Corría el año de Nuestro Señor de 1783 y fue necesario
que pasasen treinta más para que después de coronar las altas cumbres de los
Andes, navegar por ríos caudalosos que parecían brazos de mar y recorrer los
valles selváticos fuese posible reunir una magna colección de herbolarios
botánicos y láminas de zoología representativas de veinte mil especies de flora
y setenta mil de fauna, que dejaron estupefacto al mismísimo naturalista alemán
Alexander von Humboldt.
Sin embargo, quiso el aciago destino que, un trienio
después de concluida esta gesta científica, el mismo claustro rosarino que
sirvió de génesis para tan excelsa empresa fuese la prisión de uno de sus
eruditos hijos: el ingeniero, geógrafo y astrónomo Francisco José de Caldas,
quien antes de ser fusilado por la espalda, debido a su condición de defensor
de la causa emancipadora americana, dejó grabado en los muros de la universidad
el ideograma de Tánatos que simboliza hoy en día la investigación científica en
la actual República de Colombia.
Madrid
Profesor universitario y de enseñanza media; periodista con experiencia en todos los medios Actualmente es miembro del Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Universidad Laboral de Málaga
(XV Antología)
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