«Las ideas de los grandes pensadores, la sabiduría de
los incomprendidos y la influencia del viejo continente. Ahora que tengo la
comprensión de un adulto, puedo ver que todo lo que nos pasó pudo haber sido
evitado, pero como buenos moldes de una educación obsoleta, que no creaba
pensadores, sino un rebaño de ovejas, perdimos la oportunidad y ahora solo nos
queda olvidar el pasado para que el remordimiento no cobre factura…» (pág. 110,
Karen Carolina Troya Rueda, «Destruidos por la inflación»).
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