«… Pero las doctrinas de fray Francisco de Vitoria y por ende de la Escuela de Salamanca, ya que fueron muchos los discípulos de este que comulgaron con las mismas ideas de su profesor, y la buena predisposición del emperador Carlos I de España y V de Alemania hicieron que en las tierras colombinas, hoy iberoamericanas, surgieran nuevas Españas. Y todo aquel que quiso aprender la nueva lengua, pudo estudiar en las universidades que se implantaron allá o venir a Salamanca, Alcalá de Henares y más tarde a cualquiera de las que también fueron naciendo a lo largo y ancho de la península ibérica…» (pág. 162, José M.ª García Plata, «El resultado de aquellas decisiones»).
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