lunes, 23 de diciembre de 2024

ASÍ ESCRIBEN NUESTROS AUTORES

 



«… Nadie pudo darnos señas sobre los restos de la beatísima Virgen Justa, mártir en Jesucristo, mas el anciano Alvito, poseído de espíritu celestial tras un triduo de vigilia y rezos, fue agraciado con la visión en sueños del docto metropolitano, gloria de la Españas, san Isidoro, que indicó por tres veces a nuestro amado deudo el lugar de su propio osario. Y como recompensa a su incansable celo, anunció al venerable que sería llamado a reunirse con el Creador. Así pues, señalada la olvidada tumba y exhumado el cajón que contenía el bendito cuerpo, adoleció de rápida enfermedad, penitenció siete días por la salvación de su alma y feneció en olor de santidad…» (pág. 172, Juan Núñez Guerrero, «Milagro en Hispalis»).

 


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