HA MERECIDO
LA PENA. FRAMMENTI DI MEMORIA
Viajo en mi memoria a mis diecinueve años en Bolonia y salgo a caminar por
la vía Belfiore, después de laudes en la capilla del Colegio de España. Siento
el frío de la madrugada en el rostro y el de la lejanía de casa en el alma.
Intento recordar las calles de mi Lebrija natal y pienso que no son tan
distintas a estas en que ahora me encuentro. Las casas, que casi se tocan,
dejan solo un jirón de cielo al que levantar la mirada. Y el empedrado, por el
que pronto comenzarán a sonar las ruedas de las carretas, no es tan distinto al
de la calle de los Naranjos, por el que caminaba de niño hacia Nuestra Señora
de la Oliva de la mano de mi padre. Aún no lo sé, pero más adelante en mi vida
volveré a encontrar una y otra vez este mismo lienzo urbano. Lo viviré en el
dédalo de callejuelas de Santa Cruz en Sevilla, por las que paseo camino a la
catedral. Y también en Granada, tan bella como dolorosa para mí. Y las mismas
calles estrechas, antes, después y siempre en mi eterna Salamanca, donde tanto
me gustaba perderme entre sus muros de piedras de Villamayor. Ahora, cada vez
más cerca de dejar para siempre este vallis lacrimarum, pienso si no sería precisamente esta observación de la belleza en la
arquitectura de esas viejas ciudades lo que me llevaría a buscar la misma
perfección en el uso de nuestra lengua y lo que me impulsaría a embarcarme en
singladura tan incierta como la de construir un tratado de la gramática
castellana, que partiendo de la lengua latina de nuestros antepasados, superior
a cualesquiera otras hablas que en el mundo ha habido, pudiera en cierta forma
ser báculo de entendimiento futuro en las tierras conocidas y, aun, en las por
descubrir. Y no creo sinceramente pecar de soberbia si pienso haberlo
conseguido y que quizá mi paso por este mundo no haya sido completamente en
vano.
Raúl García Martín
Granadino nacido en París en 1971 de padre andaluz
y madre castellana.
Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología.
Más lector que escritor, comparte el amor por la
literatura y por la cultura en general con su hijo Manuel y con su pareja Bea.
(XVIII Antología)
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