«…
Liberado de la docencia, rodeado de insignes maestros, arropado por el calor
del noble plasentino, compusiste tratados inmortales y llevaste el Renacimiento
al castillo de Arribalavilla, en la actual Zalamea. Largos años, venturosos y
fructíferos, se sucedieron en tierras extremeñas hasta sumar dieciséis…» (pág.
42, Jesús López Gómez, «Te busqué»).
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