«… Adelantado a su tiempo, antes de Erasmus, fue
bolonio. Antes de Auschwitz, se dedicó a debelar la barbarie. Antes de la
inteligencia artificial, usó el ingenio natural para leer las letras en el
papel, el texto en el libro, las palabras en la lengua y el corazón, las
estrellas en el cielo…» (pág. 124, Javier Izcue Argandoña, «Oración fúnebre»).
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