Di un respingo y me levanté con rapidez del sofá.
El politono repetía la cancioncilla una y otra vez de forma machacona e impertinente.
Abrí los cajones del aparador sin el resultado apetecido.
Eran las cuatro de la madrugada y ese insoportable estruendo
llevaba camino de poner en pie y encolerizar
en mi contra, a toda la comunidad de vecinos.
Apagué el televisor y busqué detrás de la pantalla.
El politono seguía bramando sin reparar en las consecuencias que aquello me podría traer.
Al cabo de seiscientos escandalosos e interminables segundos
las ventanas de todos los pisos del edificio empezaron a iluminarse una tras otra.
Veintitantos indignados inquilinos subieron
y bajaron como posesos hacia la puerta de mi casa.
En ese instante, el sonido del móvil me despertó sobresaltada.
MADRID
Finalista del Premio de relatos cortos “Civilia”, 2009
Poemas editados: “Álamos”, (1982) y “A la hora del pan con chocolate”, (2010)
Gracias por traer a esta página mi vivencia. La canción elegida le va como anillo al dedo. Un abrazo.
ResponderEliminarEnhorabuena, a la segunda va la vencida, Concha tu te lo mereces. Marina- Seguros
EliminarKoncha, yo diría que es el relato el que le va como anillo al dedo a los Estopa... ¡Felicidades!
ResponderEliminarFantástico Relato. Como todos los de Koncha. Desenfadado y completamente real y es que estos aparatitos a veces son un poco pesados.
ResponderEliminarAcertadísima entrada Román y el video es el apropiado.
Un saludo.
Me encanta la historia y cómo la cuenta. Enhorabuena a Koncha y al blog por recogerla.
ResponderEliminarUn beso
Es curioso, la verdad. En cada línea aumenta la angustia... para terminar "más o menos" como al principio.
ResponderEliminarUn beso.