viernes, 13 de julio de 2012

ANTOLOGÍA 2011: CONSIDERACIÓN

Sin prisas, un hombre bien erguido avanza por un rebollar.
Nada teme, nada añora.

A un lado del sendero repara en un regato de agua;
en algunas piedras; en un clavo retorcido. Cuanto le haya acontecido no le acongoja ni espera gloria alguna. Su mirada
no es indagadora y por eso no concede atributos a los elementos que aquel decorado le muestra. El regatillo lleva hasta sus oídos un son acompasado con su andar. Por encima de este escenario, la bóveda de plomo inmensa conteniendo un día de noviembre.

Ante un charco de reciente lluvia el hombre se detiene y observa los dos hechos que allí tienen lugar; bajo el agua clara, un lecho de hojas secas y, sobre su superficie, reflejado, el quebrado roble recortando un fondo de viajeras nubes. Y aún, en un último golpe de vista, descubre su propio rostro en alguno de aquellos planos superpuestos.

El silbato sostenido de un tren distante y el aire fresco
sobre su rostro le sitúan entre aquellos montes como un hombre que pudiera comenzar todo desde ese instante.

Pedro López García 
SEVILLA

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