martes, 7 de agosto de 2012

ANTOLOGÍA 2011: REMINISCENCIAS

Alfarero, no olvides.
Soy el barro deslumbrado
que tomaste de un camino en que nadie te nombraba.
Al pasar entre tus dedos descubrí lo insospechado;
en el hueco de tu mano, la presión que me amoldaba,
me enseñó que la belleza se bebía y se gustaba
sin salir del lugar fijo en que estamos asignados.
Me estremezco cuando pienso que tus ojos  me advirtieron
cuando yo era aquel guijarro de casual forma imprecisa.
En el río de la vida, blandas aguas me mecieron
y sentí que cada arista se limaba suave y lisa.
No me dejes volver nunca a su barro sin sentido
ahuecándose a las huellas que lo impriman al pasar;
mirar un cielo esquivo desde el río estremecido
que desgasta los guijarros en su eterno trasmontar.
Pero yo sé que si algo tengo, duradero y definido,
me lo diste tú, Alfarero, cuando me enseñaste a dar.

Maria Dolores Varela González (Abraixas)
CARBALLO (A CORUÑA)

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