Si levantas la vista y una imponente escultura fotosintética
te devuelve la mirada, siente cómo te devora el silencio.
Una inspiración oxigena tu cerebro y da una visión
panorámica
de qué ha sido y es, en todas sus dimensiones.
Una segunda inspiración te guía, sin el don de tus ojos,
al otro lado, como si se trata de la Luna.
Se deja observar e inspira. Ahora es para ti, generosa.
Sus húmedas superiores y sus cansadas y secas inferiores,
se perfilan regalando su secreto. Mundos sumergidos
la acompañan con repetidas onomatopeyas.
Como una madre, cobija lo suyo y lo nuevo con igual
dedicación,
y a sus faldas se abrazan, para sentirse seguras,
para tener una oportunidad.
Si levantas la vista y una imponente escultura fotosintética
te devuelve la mirada, haz una reverencia.
Con tu tercera inspiración, conviértete por un instante en
ella,
y disfruta ante el poder de estar y la humildad del ser.
Cristo Barbuzano
MADRID
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