Me durarás adentro tanto tiempo como ha de llevarle
a un jardinero curar un bosque con cuidado de no dañar semillas,
tallos o pétalos apenas azulados.
Me durarás adentro si me engaño, porque supiste ser amante
y compañero, pero también hostil ante mi identidad
y mis deseos.
Me durarás adentro y ya no debo, porque el amor
estaba hecho de pasión, apego, de “te quiero” amalgamado
con eclipses de Sol y prolongados ayunos.
Me durarás adentro hasta que saque de mis sueños
los aromas de un pan horneado entre mis piernas
que se llamaba hijo en nueve lunas.
Me durarás adentro, más no tanto. He notado que si me voy
a caminar por calles nuevas tu voz se desmigaja,
mientras tu cuerpo se corre a la salida.
Me durarás adentro hasta que un día te despida de mí
y ya no llore y encuentre aquél que dure adentro,
porque me sepa amar y yo lo deje.
Susana Mónica Kleiban
BUENOS AIRES (Argentina)
Psiquiatra, psicoterapeuta y especialista en sexología clínica
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