PLEGARIA
Se encontró en un bolsillo de un anciano al que
rescataron
de un sótano en la ciudad de Edison, New Jersey, tras el
huracán
Sandy en noviembre del 2012. El recorte del periódico
me lo envió Kathy, mi amiga de Allentown en Pensilvania.
La traducción es mía.
“…Por
eso la figura de un dios que crea, castiga o recompensa,
es
similar a la figura de nuestros propios padres. Es así de
transparente.
Sin la intervención de los padres no existirías,
sin
sus cuidados, no sobrevivirías. Es una proyección de la única
realidad
que conocemos”.
(Rebecca Liden)
“Padre Edison, soy un hombre igual a ti. El mundo es
grande
y avasallador, nada ilumina el sendero oscuro que dejan
los
huracanes. Te ruego que nos des luz en la noche, nos des
calor
contra el viento y el frío, agua caliente que nos limpie
y reconforte. Haz que dejemos de ser peleles envueltos
en mantas y amontonados en refugios. Deseamos pan
caliente
cada día y sábanas tibias. Padre Edison, concédenos que
llegue
de nuevo la luz. Luz que nos permita vernos, que no acorte
los días a tan pocas horas, que mantenga frescos los
alimentos
perecederos y luz también para cocinarlos. Luz que ayude
a lavar
los utensilios que utilizamos y la ropa con la que nos
cubrimos.
Luz para caminar sin tropezar y caer. Luz que nos
devuelva
la vida”.
Carmen
Ferrero Sánchez
BETHLEHEM
(EE.UU.)
(VII
Antología pág. 173)
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