ANTOLOGÍA 2014: FUTURO INCIERTO

FUTURO INCIERTO

Primero le miró a los ojos, de los ojos se puede sacar casi todo.

Una de las primeras lecciones que le enseñaron en las artes de

la adivinación es que generalmente ya se obtiene casi toda la

información solo con la mirada. Este cliente era muy peculiar

pero no por ello la hechicera dejó de percibir mensajes en sus ojos:

era sincero, frágil, estaba asustado.

La pitonisa preguntó el motivo de la consulta. "Paso por una crisis",

dijo. La mujer retuvo entre sus manos expertas la del asesorado,

la acarició porque del tacto también se obtienen respuestas.

Era una mano ajada por el tiempo y el trabajo, con rugosidades

y algunos callos. La profetisa pasó a escrutar la palma, frunció

el entrecejo. Era una mano realmente compleja, sus surcos vitales

parecían imposibles de descifrar. Demasiados caminos secundarios

que se entrecruzaban con el principal, destinos fallidos que

pugnaban por su derecho a ser vividos. La sacerdotisa rechazó las

miles de historias paralelas concentrándose en seguir la línea

de vida. Logró distinguirla recorriendo rutas conocidas,

conquistando otras, dibujando fronteras, escribiendo palabras

en árabe, en latín, en euskera, en catalán, en castellano…

La hechicera pudo ver cómo el trazo perfilaba ríos y subía montañas,

dibujaba una cara de perfil, sombraba siluetas de mendigos

y de reyes, de reconquistas, de luchas, de engaños, de guerras,

de dolor, de poder, de esperanza, de miedo, de misericordia,

de riqueza, de soberbia, de bondad, de incertidumbre…

La hechicera seguía la línea, persiguiéndola ya mientras esta

escapaba, más allá de la mano, esbozando luces y sombras

hasta perderse allá a lo lejos, en el horizonte de un país

con un futuro incierto.

Marina Rivas García

Estudiante de Medicina

GRANADA

(VIII Antología pág. 171)