viernes, 21 de octubre de 2016

ANTOLOGÍA 2014: DE CARÁCTER FAMILIAR




DE CARÁCTER FAMILIAR

Algunos familiares eran para mí voces. Ellos vivían en las cintas que mi padre reproducía en un magnetófono. Yo miraba atenta cómo giraban aquellas dos ruedas. Quizá esperara que surgiese algún rostro de esos carretes en los que desde Mar del Plata (Argentina) tíos y primos nos devanaban su existencia. En la España de aquellos años sesenta les correspondíamos de igual modo, pasándonos el micrófono de mano en mano en cualquier tarde dominical que desembocaba a muchísimos kilómetros. Aquellas epístolas sonoras de uno y otro lado del Atlántico siempre comenzaban: «Esta es una grabación de carácter familiar».

Cuando el cartero nos entregaba un sobre franqueado con sellos que no llevaban su precio en pesetas sino en pesos, yo sabía que allí dentro iba mi nombre pronunciado varias veces con una entonación risueña, obviamente influenciada por el habla azucarada de allí. Con el paquete aún sin abrir, me preguntaba cómo era posible que en agosto estuvieran en invierno esos tíos y primos únicamente visibles en fotos y que, además, llevaran siempre los relojes tan atrasados. La vida me resolvió esos interrogantes. Después, en ambas orillas del océano crecieron las ausencias alrededor de la mesa, hasta que las cintas magnetofónicas desaparecieron por completo.

Los descendientes de aquellos parientes que emigraron a Argentina vinieron a instalarse en España hace una década. Fue el viaje inverso y quizá previsible pero posiblemente no el último. Tal vez pronto dé otra vuelta nuestra noria.

Victoria Trigo Bello
Zaragoza
(VIII Antología)

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