lunes, 11 de diciembre de 2017

ANTOLOGÍA 2017: LA PALABRA REDENTORA




LA PALABRA REDENTORA

Querida Josefina:

Estoy tan depauperado que el sol de la esperanza apenas me calienta ya. Siento que el final se acerca. Esta vez va en serio. Anoche tuve una arcada, y la mancha roja dibujó en la sábana el mapa trágico de España, la España que, entre todos, hemos ensangrentado.
Ya sabes que no me gusta contarte estas cosas, sabiendo cómo sufres por mí. Apenas tengo fuerzas para sujetar el lápiz con que te escribo, pero ¿qué otra cosa puedo hacer si no es escribir hasta el último aliento? La escritura me salva de los piojos y las chinches, de saberte comiendo cebollas por más alimento. Hasta celos tengo de Manolillo, sabiéndolo prendido de tus senos, sorbiendo el néctar pobre de su infortunio.

La celda está húmeda, y el frío me alcanza hasta los tuétanos como un carnívoro cuchillo. Siento que pronto habré de reunirme con mi amigo Ramón Sijé. Ahora sí podré besarle la noble calavera, mas no podré regresarlo, ay, adonde lo requería, a las aladas almas de las rosas del almendro de nata, a la higuera ancha de nuestro huerto.

Pero tú no estés triste, Josefina. La vida que he vivido volvería a vivirla. Me has dado los momentos más intensos de mi corta existencia, y sé que he contraído, por ello, una deuda impagable que ya no te podré saldar.

Y qué decir de Manolillo, de nuestro hijo querido. ¿De qué le valdrán los versos que le lego, la nana triste que no alcanzará a alimentarlo, a llenar de nutrientes su escaso cuerpo?

En esta vida azarosa que me ha tocado vivir, pensando que «facía España» desde la trinchera de mi poesía, tú siempre has sido el centro, y para ti será mi último pensamiento cuando quiera que la noche llame a mi puerta.

Con todo mi amor,

Miguel

Juan de Molina
(XI Antología)

No hay comentarios:

Publicar un comentario