ESTIMADOS ACADÉMICOS
Estimados académicos:
Desde aquel román paladino, «con el cual suele el pueblo
hablar con su vecino», hasta nuestros días han pasado muchas cosas. Unas buenas
y otras no tanto, pero gracias a vuestro desvelo por limpiar las aberraciones,
por fijar una normativa lógica y coherente, y por la espléndida divulgación de
que hacéis gala, hoy luzco mejor que nunca. Porque ahora sí que en mis dominios
no se pone el sol, y tan solo por la fuerza de la palabra. Me emociona observar
lo fácil que resulta encontrar, en cualquier parte del mundo, personas que me
conocen y que me estudian.
Pero hay dos asuntos que me preocupan. El primero es la
absurda y reiterativa costumbre de utilizar los dos géneros en un mismo
discurso. Sé que se hace para conseguir un fin superior, pero ese fin se
alcanzará cambiando la mentalidad de las personas no destrozando un idioma. De
todos es sabido que no se deben mezclar churras con merinas, ni con merinos, ni
muchísimo menos con «merin@s». Las palabras tienen género no sexo.
El segundo problema viene del exterior. El discurrir
fluido, versátil y rico que me caracteriza se encuentra frecuentemente lleno de
obstáculos que entorpecen mi marcha. Pienso que esta nefasta moda puede obedecer
a la necesidad de presumir del conocimiento de palabras sueltas de otra lengua,
o tal vez se haga por disimular el desconocimiento de la propia. En cualquier
caso, y como ya dije antes, no se deben mezclar churras con merinas, ni con
ningún otro tipo de lamb cualquiera.
No me cabe duda de
que para solucionar estos y otros problemas puedo seguir contando con vuestra
amistad, porque lo nuestro, más que una relación laboral, es una simbiosis:
trabajáis para mí, pero yo no sería lo que soy sin vuestro esfuerzo, devoción y
entrega.
Un afectuoso saludo,
La lengua española
Rosa García Cachán
SALAMANCA
(XI Antología)
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