«… Y lo que pudiera
parecer acre como el polvo en el camino, resulta ser polvo enamorado en
Quevedo, licor suave en Lope, majestad en los labios de Alonso Quijano y
sabiduría serena en Sancho. Y es una semilla recia, que al ser sembrada en
América creció robusta y bella como la ceiba y el jagüey…».
(Pág. 15, Luis Chiva
San Román).
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