«Sobre un áspero jergón,
tendido y enfermo, / Miguel, poeta universal, cabrero de Orihuela, / muere entre
toses y lamentos de sangre… / Tristes horas de prisión, de oscura batalla… /
Como el toro naciste para el luto. Como el toro / tus cornadas son poemas de
sangre…» (pág. 20, José Luis García Herrera).
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