«… Yo, Antonio Pigafetta…, // Me enrolé en el Trinidad… // Elcano se ha
erigido en el más fuerte, / su nao en la más recia, / el nombre presagiaba su
epopeya: / Victoria, / numantina, / achacosa de tablas en su atraque / en
Sanlúcar, por fin, / con dieciocho únicos testigos… // y una catedral como
destino / para honrar a dos Señoras protectoras, / sacudido de sal, desnudo de
abordajes» (pág. 18, Juanma Velasco Centelles, «Crónica de un regreso»).
Finalista.
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