LA DOTE
«En
esta casa se nombra», les prohibió a sus hijas. Los hermanos todos quedaron en
la tierra que nacieron. Pero la mujer debía partir, porque había que pagar la
dote. Tenían con qué, pero no querían. Su madre la lloró y su padre la subió a
un barco hacia América, sola, allá se reuniría con sus tíos. Cuando llegó al
puerto de Santa María de los Buenos Aires, nadie la esperaba, se habían
olvidado de ella.
En
España había quedado su familia, su aldea, sus montañas, su tierra y lo más
importante, el centro de su universo, lo que más quería: su príncipe.
Luego
de subir las escalerillas, no volvió a mirar atrás. Sirvió en casas de familia,
fue costurera. Sin otra opción, se casó con un italiano. Desconfiaba de todos
los hombres menos de uno. ¿Habrá pensado en él cuando concibió su descendencia?
Creó un matriarcado, con sus hijas y sus nietas, mezquinando caricias a su
único nieto.
Todos
sabían en la casa lo que no se podía preguntar, nunca quiso hablar de «eso»: lo
que dejó, lo que le arrancaron. A fuerza de negar con el tiempo creyó haber
sepultado sus recuerdos.
En
su final, entre la agitación y el delirio, se le escuchaba decir: «Mi príncipe…,
¿dónde…?, ¿dónde estás…?, mi prín…
Daniel Alfredo Caso
Reside en BUENOS AIRES (Argentina)
Licenciado en Artes Combinadas en la Universidad de Buenos Aires
Actor y dramaturgo
(XIV Antología)
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