INGRATITUD
Cuatro de nuestros
valiosos jóvenes, justo hace un año y seis meses, con pleno consentimiento de
sus padres y minuciosos arreglos para efectuar el viaje, abandonaron estudios
en nuestra Universidad de San Pablo de México con el fin de aplicar Teología,
Sagrada Escritura y Retórica en la prestigiosa Universidad de Salamanca,
allende los mares.
Nuestro claustro en
pleno, señoría, se niega a continuar trabajando bajo circunstancias que nadie
merece. Tanta abnegación de sus docentes no debía pagarse con descrédito y
necesitamos favorables respuestas ya. «Facer España», tarea común, nunca se
olvide.
Desde que el célebre
humanista Francisco Cervantes de Salazar, el día 3 de junio de 1553, dictara la
lección que inauguró nuestra universidad, acompañado por figura tan notable
como fray Alonso de la Veracruz, discípulo de Vitoria en Salamanca, nos sobran
evidencias de nuestras calidades como claustro de primer orden.
Nos sobran, además, las
escrituras donde se expresa nuestro interés en que la universidad mexicana goce
de los mismos privilegios que tiene la de Salamanca e incluso la de San Carlos
de Lima para que nuestros vecinos no nos denosten, ni continúen enviando a sus
hijos a estudiar tan lejos.
En cuanto al viaje de
estudios de estos últimos jóvenes, según nuestras averiguaciones, se ha
confirmado de buena fuente que ninguno llegó a Salamanca. Uno de ellos murió
por causa de repentinas fiebres en el mismísimo puerto de Veracruz, otro se
aventuró como marino de un barco con rumbo a África y los otros dos, por quedar
encandilados con La Habana, han corrido peor suerte: viven justo en la calle de
los Mercaderes, olvidados para siempre de los altos estudios, entre peleas de
gallos, juergas constantes o amancebados con negras y mestizas.
(XV Antología)

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