PROPORCIONALIDAD
La vida tiene una dimensión humana.
La proporcionalidad la establecemos en función de nuestra dimensión.
La falta de proporcionalidad es la causa
de los desórdenes y desajustes de la naturaleza y de la sociedad.
El ser humano, a través de su poder creador de efecto multiplicador,
por medio de la técnica y de la ciencia,
ha olvidado en muchas ocasiones esta necesaria ley del equilibrio.
La polución, la contaminación, la destrucción del medioambiente,
la extinción de las especies no son sino consecuencias fatales
de la falta de proporcionalidad de las acciones humanas.
También en lo personal, la proporcionalidad es una necesidad psicológica.
Los desequilibrios afectivos, las tensiones nerviosas, las crisis de todo tipo
tienen su origen en algo que nos afecta de manera extraordinaria.
Recuperar el equilibrio, mantener la proporción entre la causa y el efecto.
La proporción supone un criterio de equidad.
Dividir proporcionalmente, dando a cada uno lo suyo,
en base a su aportación y a la relación que nos une.
Proporcionar todo lo necesario para que pueda hablarse
de una realidad con esperanza.
Proporcionar paz, cariño, amor, en la media de nuestra capacidad.
Todos podemos dar algo.
Lo que sale de nuestra cabeza y de nuestro corazón, por lo menos.
Proporcionar paz, alegría, ambiente saludable.
¿Qué hacemos? ¿Qué proporcionamos a la sociedad, a los nuestros?
(Fernando Orlando, 1972)
La vida tiene una dimensión humana.
La proporcionalidad la establecemos en función de nuestra dimensión.
La falta de proporcionalidad es la causa
de los desórdenes y desajustes de la naturaleza y de la sociedad.
El ser humano, a través de su poder creador de efecto multiplicador,
por medio de la técnica y de la ciencia,
ha olvidado en muchas ocasiones esta necesaria ley del equilibrio.
La polución, la contaminación, la destrucción del medioambiente,
la extinción de las especies no son sino consecuencias fatales
de la falta de proporcionalidad de las acciones humanas.
También en lo personal, la proporcionalidad es una necesidad psicológica.
Los desequilibrios afectivos, las tensiones nerviosas, las crisis de todo tipo
tienen su origen en algo que nos afecta de manera extraordinaria.
Recuperar el equilibrio, mantener la proporción entre la causa y el efecto.
La proporción supone un criterio de equidad.
Dividir proporcionalmente, dando a cada uno lo suyo,
en base a su aportación y a la relación que nos une.
Proporcionar todo lo necesario para que pueda hablarse
de una realidad con esperanza.
Proporcionar paz, cariño, amor, en la media de nuestra capacidad.
Todos podemos dar algo.
Lo que sale de nuestra cabeza y de nuestro corazón, por lo menos.
Proporcionar paz, alegría, ambiente saludable.
¿Qué hacemos? ¿Qué proporcionamos a la sociedad, a los nuestros?
(Fernando Orlando, 1972)
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