lunes, 19 de junio de 2023

ANTOLOGÍA 2022: INMIGRACIÓN

 



INMIGRACIÓN
 
España, 1968. Pelo pincho, con doce años, mi compañero de pupitre en aquel disciplinario colegio salesiano: era un inmigrante indígena de la Amazonia peruana que, por aquel entonces, recaló en Elche con su padre, un zapatero artesano que encontró en la floreciente industria del calzado en la zona el modo de subsistir. No obstante, cada fin de mes, Pelo pincho lo pasaba mal. Don Antonio, el cura ecónomo del centro, tenía por norma recorrer las aulas, lista de morosos del recibo escolar en mano, denunciando públicamente ante sus compañeros a los retrasados en el pago. «¡Otra vez tú, Pelo pincho! ¡Otra vez tú…!», le reprochó. Pelo pincho asentía con indiferente resignación, como habían hecho siempre los indígenas. Pero no se avergonzaba de ser quien era. No se sentía culpable de lo que, para bien o para mal, habían hecho de él los conquistadores. Despertar a sangre y fuego a la gente de sus sueños tiene sus riesgos. El sentido inverso de las carabelas, a quinientos años del «descubrimiento», no estaba previsto en las Leyes de Indias.

Pelo pincho no hubiera ido nunca a un colegio tan caro y elitista de no ser porque su madre, poco antes de morir, hizo jurar a su padre sobre la Biblia que llevaría al niño al mejor colegio de la ciudad. «¿De qué habrían servido si no los denodados esfuerzos de “san Bartolomé de las Casas” por los derechos de los indígenas?», argumentaba aquella mujer amazónica. Estaba convencida de que la cultura, de la índole que fuera, era la única llave maestra que abría de par en par todas las puertas de la vida.
 
 
José Manuel Oliver Hernández
Seudónimo: Tremolán
Natural de Elche (Alicante)
De formación cultural autodidacta
Albañil, chapador, recién jubilado
Escritor tardío, en tiempo libre, puramente vocacional
(XVI Antología)
 
 
 
 
 

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