viernes, 28 de noviembre de 2025

ANTOLOGÍA 2024: ELIO

 



ELIO

 
¿Habrá entrado a Salamanca por la vía de Plata?
¿Sabría el niño de catorce años qué significaba debellatori barbariae?
¿Imaginaría el sabio consagrado que la Santa Inquisición iría por él?
¿Soñaría durante el escarnio del juicio con Catón el Viejo dictándole su Apología?
¿Qué faro ancestral y divino lo guio en su tumultuoso tránsito por una modernidad que él mismo estaba inventando?
¿Cuántos siglos adelante vivía su inquebrantable espíritu y su afiebrada imaginación?
Está el legado. Siempre pintado de humanismo. Siempre para la posteridad. Siempre contra la ignorancia.
Siempre debellatori barbariae.

 
Edgardo Eliseo Juarez González
Graduado en el Instituto Politécnico General San Martín, Universidad Nacional de Rosario.
Productor de imagen y comunicación. Fotógrafo profesional.
Premios: tercer lugar en el concurso de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.
Publicaciones: el libro de cuentos Roma y otros relatos, Editorial Ciudad Gótica (2012/13); artículos de viajes en National Geographic Traveler (México, 2017); el libro de cuentos Aquel edén prohibido (2021).
(XVIII Antología)
 
 
 
 
 

jueves, 27 de noviembre de 2025

ASÍ ESCRIBEN NUESTROS AUTORES

 




«… El viejo profesor también dijo que este lebrijano, andaluz, castellano, español, europeo, ciudadano del mundo y genio universal (nuestro Erasmo antes de Erasmo) está hoy de plena actualidad porque, además de luchar contra la censura y las muchas trabas impuestas a la libertad de expresión, defendió un valor tan importante como la búsqueda de la verdad a través del conocimiento y del saber…» (pág. 176, José Luis Baños Vegas, «Un tipo la mar de moderno»).


miércoles, 26 de noviembre de 2025

ANTOLOGÍA 2024: TANTO MONTA

 



TANTO MONTA
 
Ilumina, luz del sol,
esta pálida rendija
que viene a decir «Nebrija»
en mi lenguaje español.
Fue un luminoso farol
del latín y la gramática
castellana, cuya plática,
hoy nos pertenece a todos
por ser parte de los modos
de nuestra escala cromática.
Lebrija lo vio nacer.
Salamanca lo acogió.
Bolonia lo conoció
como un vivaz bachiller
que investiga un alfiler
en el pajar de los signos
latinos y fidedignos
que, después de ciertos trances,
crearon lenguas romances
con propósitos benignos.
Estudió latín y griego
y en hebreo se expresaba,
mas la ley en que pensaba
era ibérica y de fuego,
similar a la del ciego
del otro lado del mar
capaz de pensar y hablar
en las lenguas principales.
¡Qué dos grandes generales
lingüistas nos dio el azar!
«En la lengua, la verdad,
deja un claro testimonio»,
sostenía el sabio Antonio
con la calma y claridad
que brinda a todos la edad
(esto cuatro siglos antes
que otros tahúres brillantes
descubran la misma cosa
de manera misteriosa
y en discursos rimbombantes).
Tanto monta el latinista
el corcel del humanismo,
la ciencia y el periodismo,
que al realizar revista
de sus títulos, la lista
pareciera inagotable,
eterna e imperturbable.
(Como todo lo perfecto
que evita el tenaz defecto
con un ingenio notable).
 
Cuando pienso, solitario,
en mi vida, que fue errática,
siempre busco un diccionario
o un volumen de gramática:
como pócima enigmática
tales obras me componen
con sus leyes, que disponen
y gobiernan mi idiomática.
 
 
Santiago Arévalo
Nacido en Córdoba (Argentina) en 1974.
Cursó estudios superiores de Derecho, Letras Modernas y Filosofía.
Trabaja como editor especializado en organismos internacionales.
Publicaciones: autor del poemario Glosa al orbe, también ha participado en diversas antologías y escrito numerosos cuentos. Hoy trabaja en la preparación de la novela Un caballo para nombrarlos a todos. 
(XVIII Antología)

martes, 25 de noviembre de 2025

RESEÑA DE LA ANTOLOGÍA DEL PREMIO OROLA 2025

La XIX Antología del Premio Orola, titulada «Facer Españas», propone un viaje muy vivo alrededor de la figura de Fernando III el Santo. No es una simple reunión de textos: se siente más bien como una conversación a varias voces, donde cada autor se acerca al rey desde un ángulo distinto y lo trae, con su mirada personal, hasta nuestro tiempo.

La selección es amplia y diversa. Hay relatos en prosa y poemas que buscan otros ritmos, como si esa variedad fuera también una manera de recordar que Fernando III vivió entre dos coronas y en un mundo donde la leyenda y la historia caminaban de la mano. Gracias a esa mezcla, la lectura fluye con naturalidad, saltando de tono en tono sin perder nunca el hilo.

En el conjunto destacan los textos premiados:

El primer premio, «Testamento de un rey» de José María Remesal Pérez (Lorca, Murcia), apuesta por una voz íntima, casi de confesión. El autor imagina al monarca en un momento de balance vital, dejándose llevar por pensamientos que se convierten en pequeñas sentencias morales, como cuando escribe que «al ver la sombra de otro hombre, no pregunta su patria ni su credo».

El segundo premio, «Fernando III: El fundamento de la luz» de Cristina García Grueso (Tomelloso, Ciudad Real), ofrece una mirada más amplia, quizá más histórica, pero sin renunciar a lo humano. El texto culmina con un rey consciente de «su propia fragilidad», alguien que comprende la importancia de los encuentros entre lenguas y pueblos, y que contempla su propio reinado con una mezcla de claridad y duda.

El tercer premio, «Entrada en Sevilla» de Raúl Ordás Fernández (Trobajo del Camino, León), se acerca a la conquista de la ciudad desde un lugar más sensible. No se detiene en la gesta, sino en la persona. El protagonista parece preguntarse —con la ingenuidad de quien aún no se cree a sí mismo— si alguna vez soñó de niño con llegar a tener un reino. Ese matiz lo acerca al lector y desarma cualquier tentación épica excesiva.

Uno de los mayores aciertos de esta antología es que no renuncia al lado épico de Fernando III —el rey unificador, el hombre de la Reconquista—, pero tampoco lo encierra en el bronce. Los autores lo devuelven a la vida: lo imaginan viajero, testigo, un hombre que mira el mundo con fe y curiosidad a partes iguales.

La variedad de formas también colabora a deshacer la figura en múltiples planos. Hay pasajes de introspección, fragmentos que rozan el ensayo histórico y evocaciones poéticas. Todo ello convierte el libro en algo más que una narración: es una invitación a pensar, a recordar y a escuchar la resonancia de un pasado que todavía nos alcanza.

En conjunto, «Facer Españas» es una lectura sugerente, especialmente para quienes disfrutan cuando la historia y la literatura se entrelazan sin esfuerzo. Al cerrar el libro, queda la impresión de que se ha tendido un puente entre el Fernando III que entró en Sevilla y la mirada de los autores contemporáneos, que encuentran en él una metáfora del legado, de la unidad y de esa identidad que nunca deja de transformarse.

 



lunes, 24 de noviembre de 2025

ANTOLOGÍA 2024: LA ENSEÑANZA APASIONADA

 



LA ENSEÑANZA APASIONADA

 
Desde mi temprana juventud, fui instruido en los rigores del latín y el griego con un celo que rayaba en la monotonía de la repetición. Jamás imaginé que la enseñanza pudiera ser otra cosa hasta que llegué a la Universidad de Salamanca y presencié las clases del maestro Antonio de Nebrija.
 
Nebrija nos enseña a explorar en un vasto océano de posibilidades. En lugar de limitarnos a memorizar, nos insta a investigar las raíces y evoluciones de las palabras, a entender su música y su arquitectura. Su Gramática de la lengua castellana no es solo un texto, sino una invitación a ver nuestro idioma como una entidad viva y respiratoria, digna de estudio y admiración.
 
Bajo su tutela, he aprendido que enseñar no es simplemente transmitir conocimiento, sino inspirar curiosidad y respeto por el aprendizaje. He adoptado su método de enseñanza práctica, donde el alumnado no solo escucha y toma notas, sino que participa activamente en el descubrimiento del lenguaje. Este enfoque ha transformado mis clases, convirtiéndolas en foros de debate y análisis.
 
Mi admiración por Nebrija no se limita a su erudición. Es su capacidad para ver más allá del horizonte académico lo que realmente me inspira. Ha entendido que la lengua castellana excede a un medio para comunicarse, es una herramienta de unificación y poder. No se trata de preparar a cada estudiante solo como hablante, sino también como futuro embajador del imperio español.
 
Cada día en la universidad es ahora una oportunidad. La pasión que infunde en su oficio es contagiosa, y me esfuerzo por transmitir ese mismo entusiasmo a mis estudiantes. Gracias a él, cada clase que imparto es un tributo a su innovación y su genio. La enseñanza ya no es solo mi profesión, es mi vocación y mi orgullo.
 
 
Lucía Esther Fierro
Licenciada en Publicidad.
Creativa en campañas y exposiciones de comunicación social.
Actualmente prepara un libro de relatos breves.
Premios: ganadora en el certamen Torreón de San Román; segunda clasificada en relatos cortos de la UNED y en Mecenas Legionensis.
(XVIII Antología)
 
 
 
 

viernes, 21 de noviembre de 2025

ANTOLOGÍA 2024: 1492/1942

 



1492/1942

 
Llantos, gritos y hasta ladridos, contrapunteados por exabruptos en alemán, estremecen el barrio sefardí de Salónica. Isaac, como tantos judíos en el momento previo a su deportación, procede a esconder sus objetos de valor. Tras un zócalo, el viejo profesor de ladino resguarda el álbum familiar de fotografías, la llave herrumbrosa de una casa desvanecida de Toledo, un Talmud y el camafeo con el retrato de Sara, su difunta esposa. Queda aún espacio para colocar otra cosa amada en esa urgente cápsula del tiempo. La mirada del profesor vaga un instante por los anaqueles de su biblioteca. No duda y toma la Gramática de Nebrija.
 
¿Cómo no admirar a Nebrija? El humanista, erudito valiente, se rodeó de conversos para traducir las Sagradas Escrituras directamente del hebreo, orillando la Septuaginta y la Vulgata, osadía que le costó un proceso inquisitorial. Los judíos fueron expulsados de Sefarad apenas unos pocos meses antes de que se publicara la Gramática en el transcendente año de 1492; de haberla podido llevar en sus alforjas, aquel castellano de judíos errantes, de españoles sin patria, no se habría remozado con multitud de vocablos cosechados en la diáspora, y su lengua, ajena a reglas, no hubiese evolucionado hasta el ladino, habla hispana nómada y arcaizante. Aunque España se mostró ingrata con los judíos, ellos no la olvidaron y, amamantados con las canciones de cuna susurradas por sus madres, mantuvieron un lazo sonoro de unión con su anhelada Sefarad. La historia ha forjado pueblos e idiomas, pero el ladino es la única lengua alumbrada por la nostalgia.
 
Los bárbaros golpean con la culata de sus fusiles la puerta de la casa del profesor. Solo queda rezar; Isaac, mientras oculta la obra de Nebrija, eleva, en judeoespañol, una plegaria a Dios.
 
 
Amelia de Querol Orozco
Artista multidisciplinar. Correctora ortotipográfica y de estilo. Desde 2005 a 2007 columnista en el Diario de Ferrol. Directora y coordinadora de eventos artísticos y moderadora de varios talleres y tertulias literarias.
Premios: ganadora del XXIII certamen de poesía San Jordi (Barcelona) y finalista en el XVII Premio Orola de Vivencias 2023.
Publicaciones: coautora en el proyecto cultural Ferrol en Feminino III: Mulleres das boas artes e das fermosas letras, Ayuntamiento de Ferrol, y de los poemarios En los arrabales del alma, Soñar tu nombre y Silencios.
(XVIII Antología)
 
 

jueves, 20 de noviembre de 2025

ASÍ ESCRIBEN NUESTROS AUTORES

 




«… don Elio de Nebrija / escribía en Zalamea de la Serena / la primera gramática castellana. / Y la gramática fue la anatomía de la lengua. / La gramática avanzó pasos espaciales / antes de que las potencias llegaran fuera del planeta. / La gramática fue herencia peninsular / a las latitudes, más allá de aguas atlánticas…» (pág. 172, Gerardo Santiago Medrano Barboza, «De Lebrija a Zalamea»).


miércoles, 19 de noviembre de 2025

ANTOLOGÍA 2024: APODOS Y GRAMÁTICAS

 



APODOS Y GRAMÁTICAS

 
En el pueblo todas las familias tenían su apodo y, como era de recibo, la mía también. A todos, jóvenes y mayores, nos conocían por él. Decían nuestro nombre y, a continuación, venía el apodo para completarlo, como si fuera un apellido, obviando el apellido real y que también decíamos con orgullo.
 
Lo más curioso era cuando contaban de dónde procedía ya que entonces, y solo entonces, se podía entender aquella obsesión de nuestros abuelos para que habláramos correctamente y no nos acostumbráramos a hacerlo únicamente en gramática parda, que era lo más lógico al vivir en un pueblo.
 
El bisabuelo había sido agrimensor. Había estudiado no se sabe de qué manera y con qué medios, pero lo había hecho y ejercía su profesión con rigor. Acostumbraba a utilizar un vocabulario perfecto y a cumplir las reglas gramaticales con formalidad. «Ya nos las dijo un tal Nebrija», decía, y nosotros crecimos pensando que era algún pariente nuestro de alto copete que había vivido hacía años, pues era tal el fervor con que lo nombraba cada vez que había ocasión.
 
Ponía énfasis en cómo decíamos los verbos irregulares y, en especial, el verbo andar. La conjugación en pasado lo traía de cabeza porque la gente decía «andó» y, cuando corregía o utilizaba esta forma verbal, subrayaba con el tono de su voz que se decía «anduve», los demás hacían una risita burlona, aunque a él le daba igual.
 
Un año, la cosecha de trigo había sido grande y al almacenarla dejó unas marcas para asegurarse de que nadie entraba allí. Cuando vio que habían pasado a robarle unas espuertas del cereal, decía al contarlo: «Me anduvo por el trigo». Sus vecinos se reían y de ahí que a nuestra familia se la conozca por los Manduvos, apodo que llevamos con orgullo y que nos mantiene en paz con el bisabuelo y con ese tal Nebrija.
 
 
Julia Flores Arenas
Villarrobledo (Albacete).
Licenciada en Filosofía Pura.
Profesora de Filosofía jubilada. Le apasiona escribir, leer y el teatro.
Premiada en numerosas ocasiones tanto en prosa como en verso, la última vez en los V Juegos Florales Albacete Siglo xxi.
Publicaciones: dos libros de poemas, Malas (junto con Juan Lorenzo Collado Gómez) y A ras del corazón; más el libro de relatos Cuatro voces y un lápiz (junto con otros autores).
(XVIII Antología)
 
 
 
 

martes, 18 de noviembre de 2025

ASÍ ESCRIBEN NUESTROS AUTORES

 





«… Elio Antonio sabía / que, como buen pastor, / se hacía necesario aglutinar la lengua, /poner normas al incipiente idioma, /arrullarlo en torno a unos principios / para que así tuviera piel para la caricia / y un pañuelo también /donde acoger su llanto /y guiarlo evitando el precipicio…» (pág. 168, Manuel Laespada Vizcaíno, «Elio Antonio sabía»).


viernes, 14 de noviembre de 2025

ANTOLOGÍA 2024: SERES

 



SERES

 
¿Qué diría Nebrija de la inmovilidad?
 
Romper las normas y crear es de valientes: Ana lo sabe y por eso decidió jugar con el alumbramiento gramatical nebrijano que terminó hermanando a millones de mujeres y hombres. ¡Sí! El castellano se convirtió en patrimonio cultural, axiológico y sobrevive porque el gran humanista español sabía que la salud lingüística depende de la tolerancia y el poder de seducción con que las nuevas generaciones la acepten.
Y no es que Ana quiera quebrantar las reglas. Dentro de sus virtudes para nada figura la omnipotencia.
 
—No deseo ese don —asegura con su peculiar manera palindrómica de hablar.
 
En la libertad de la palabra encontró mi hermana su propia identidad. A pesar de sus nueve años, escribe libros de principio a fin para que, luego, se los publiquemos de fin a principio.
 
—Son libros completamente distintos. Sotnitsid etnematelpmoc sorbil nos —dice y hasta los maestros la tildan de caprichosa o la creen loca. Algunos editores la frenan—. ¿Somos o no somos? En tiempos de mi padrino Aelius Antonius Nebrissensis, la Inquisición me hubiera quemado viva. Él se salvó de la hoguera y yo no le tengo miedo a la censura. Nebrija lo explicó: «Un niño no es una pequeña fiera que hay que domar, sino una obra de arte divinamente comenzada que hay que continuar y acabar, siguiendo las indicaciones de la naturaleza».
 
Ana aprendió mucho en su otra vida, cuando se llamaba Francisca e impartía clases en la Cátedra de Retórica de la Universidad de Alcalá. Sabe que las palabras le darán permiso para instalarse en el mundo... Y si tú no lo sabes, amigo lector, ella te dará detalle.
 
 
Miguel Barroso Hernández
Nacido en Cuba en 1980, reside en Veracruz (México).
Licenciado en Comunicación Social.
Escritor y artista plástico. Actualmente, profesor del Taller de Arte y Escritura Creativa Miró.
Premios: ganador del concurso de literatura Félix Pita Rodríguez (2005) con la novela Silencios del alma, Editorial Unicornio.
(XVIII Antología)