lunes, 31 de octubre de 2016

ANTOLOGÍA 2014: LA HERIDA QUE NO CICATRIZA




LA HERIDA QUE NO CICATRIZA
La España geográfica, la España espiritual, la España del hijo…
El viento que se hizo vendaval y borrasca empujó a algunos elegidos hacia la puerta inmensa que mira al mar y a las estrellas, para ser, como dice el poeta, ciudadanos de América.
La vida nueva quiso escribir un nuevo evangelio, y otras vidas, con otras herramientas, quisieron corregir, pero hoy vuelve el viento a sacudir el polvo de la tierra.
Ayer salieron, vuelven hoy, otra vez, los militantes del éxodo y el llanto. La historia es la misma, que pasa de una tierra a otra. Éxodo de ayer, éxodo de hoy. Hoy salen, cierran la gran puerta que mira al mar y a las estrellas, vuelan las nuevas carabelas con los hijos de los hijos.

Helena González
CARACAS (Venezuela)
(VIII Antología)

PRÓXIMA PUBLICACIÓN DE LA X ANTOLOGÍA

Quedan muy pocos días para que se ponga a la venta la X Antología del Premio Orola 2016.

Mientras, os podemos adelantar que sorprende la gran variedad de temas, estilos y enfoques de los textos que componen el libro.

En breve os mostraremos la nueva portada, hasta entonces… toca esperar.




viernes, 28 de octubre de 2016

ANTOLOGÍA 2014: LAS DIEZ




LAS DIEZ

Retrocedo varios pasos mientras mis ojos pasean a través de las manecillas del reloj que adorna la vieja fachada de la estación. Con ellas intento atrapar un tiempo que se escapa ante mí, dándome la espalda y dejando tras de sí una estela de memorias candentes que deberán de enfriarse muy pronto. Recuerdos de una familia, unos amigos, un pueblo, un país. Recuerdos que me vieron nacer y me ayudaron a vivir. Recuerdos que me ofrecieron un suelo donde pisar y me dieron una invitación para morir.

A lo lejos, oigo el estallido de unas voces que avanzan ahogando el sonido de las calles por las que caminan. Mis ojos se despegan del reloj para contemplar, por última vez, las paredes de la ciudad que me ha arropado. Paredes ahora cubiertas por carteles, panfletos y pintadas que se enfrentan en color, forma e ideología. Paredes que sirven de caballete a un dibujo nacional descompuesto por el descontento de un pueblo aplastado por la injusticia.

Las voces vuelven a estallar, desviando mi atención hacia la calle desde la que nacen, mientras que por la puerta de la estación se distingue una voz que anuncia la inminencia de un viaje. La salida de un tren que me hará sentir como un extraño en el momento en el que emprenda su marcha. Un tren que me convertirá en forastero vaya a donde vaya.

Comienzo a andar hacia sus puertas, mientras que las voces aumentan su beligerancia. Subo arropado por olas de protestas y logro distinguir algunas pancartas que hacen su aparición en la plaza.

Ahora sigo oyendo las voces. También las sirenas. Y frente a las puertas me siento culpable, inepto, vulnerable. De repente, varios estruendos coinciden a la vez. Uno el del reloj anunciando las diez. Otro que acompaña al inicio de la marcha del tren. Y otro más que acompaña a los gritos en una plaza que ya no puedo ver.

 Pablo Bueno Duque
TALAVERA DE LA REINA (Toledo)
(VIII Antología)

miércoles, 26 de octubre de 2016

ANTOLOGÍA 2014: TRANSTERRADOS



TRANSTERRADOS

Fueron tiempos difíciles; marchamos apesadumbrados, con la patria como bandera, pensando más en regresar que en el camino que emprendíamos.

Compartíamos la misma idea de evitar esta triste situación a futuras generaciones; ni el hambre ni la necesidad deben separar a una familia.

Nuestro regreso se inundaba de esperanza al ver un país nuevo, donde emergía una nueva responsabilidad hacia sus habitantes. Bienaventurado es aquel que recibe los frutos plantados en la tierra que le ha visto nacer.

Tanto sufrimos los transterrados, tanta fe esperamos encontrar en la nueva patria, que nunca pensamos ser los espectadores que veríamos partir a nuestros hijos hacia tierras lejanas. La lucha que emprendimos por cambiar las cosas fue un juguete en las manos de aquellos a quienes creímos.

Solo encontramos en nuestra lengua el sentimiento de nuestra España querida.

Querida Hispanoamérica, por ti vivimos con la fe encendida.

Francisco Javier González de Córdova
Licenciado en Filología Hispánica
Profesor de Lengua y Literatura Española
MÉXICO
(VIII Antología)

lunes, 24 de octubre de 2016

ANTOLOGÍA 2014: INMIGRANTE




INMIGRANTE

Los niños no sentíamos carencia alguna…
Nunca pedíamos mucho y siempre compartíamos todo. No entendíamos de guerras ni de migraciones. Tampoco nos reconocíamos como hijos de anteriores inmigrantes. Solo recibíamos con los brazos abiertos y los ojos asombrados, la novedad de los recién llegados. Y supongo que ellos deben haber confortado sus penas en nuestra curiosidad infantil y nuestras risas.

Recuerdo que reíamos mucho cuando los que habían cruzado el mar, confundían el orden de las estaciones… insistían en agostos calurosos y yo me preguntaba cómo, siendo gente adulta, podían confundirse tanto.
Los niños sabíamos realmente poco de climas y absolutamente nada de hemisferios… Recuerdo a doña María sentada en el murallón de la costanera, envuelta en el mismo chal con que bajara del barco que la había traído de España, con sus ojos claros humedeciéndose en el horizonte del Río de la Plata y sus labios serenos describiendo lejanas primaveras… de abril.

Los niños no conocíamos la palabra exilio. Jamás imaginamos las añoranzas de los abuelos. Tampoco imaginamos que su valor, su trabajo y su esperanza en el porvenir iban a ahogarse en célebres desaciertos políticos y atropellos que un día nos traerían a nosotros, sus nietos, a mojar los pies en su Mediterráneo, mirando a las aguas de frente y preguntándole al mar si nos encuentra parecidos a aquellos jóvenes cuya sangre traemos de regreso.

Dicen que soy la viva imagen del abuelo Manuel. ¿Realmente me le parezco?
Todos los cuentos de mi infancia navegaron tus aguas, en la voz de mis abuelos. Hoy estoy frente a ti, con los pies en la arena, coronados de tu espuma.
España está a mis espaldas. ¿Me abrirá sus brazos?

Guardo silencio y tu espuma vuelve a mis pies.
… Sabes que tengo miedo de darme la vuelta.

Mónica Difulvio
Nacida en BUENOS AIRES (Argentina) en 1958
(VIII Antología)

viernes, 21 de octubre de 2016

ANTOLOGÍA 2014: DE CARÁCTER FAMILIAR




DE CARÁCTER FAMILIAR

Algunos familiares eran para mí voces. Ellos vivían en las cintas que mi padre reproducía en un magnetófono. Yo miraba atenta cómo giraban aquellas dos ruedas. Quizá esperara que surgiese algún rostro de esos carretes en los que desde Mar del Plata (Argentina) tíos y primos nos devanaban su existencia. En la España de aquellos años sesenta les correspondíamos de igual modo, pasándonos el micrófono de mano en mano en cualquier tarde dominical que desembocaba a muchísimos kilómetros. Aquellas epístolas sonoras de uno y otro lado del Atlántico siempre comenzaban: «Esta es una grabación de carácter familiar».

Cuando el cartero nos entregaba un sobre franqueado con sellos que no llevaban su precio en pesetas sino en pesos, yo sabía que allí dentro iba mi nombre pronunciado varias veces con una entonación risueña, obviamente influenciada por el habla azucarada de allí. Con el paquete aún sin abrir, me preguntaba cómo era posible que en agosto estuvieran en invierno esos tíos y primos únicamente visibles en fotos y que, además, llevaran siempre los relojes tan atrasados. La vida me resolvió esos interrogantes. Después, en ambas orillas del océano crecieron las ausencias alrededor de la mesa, hasta que las cintas magnetofónicas desaparecieron por completo.

Los descendientes de aquellos parientes que emigraron a Argentina vinieron a instalarse en España hace una década. Fue el viaje inverso y quizá previsible pero posiblemente no el último. Tal vez pronto dé otra vuelta nuestra noria.

Victoria Trigo Bello
Zaragoza
(VIII Antología)

miércoles, 19 de octubre de 2016

ANTOLOGÍA 2014: NUEVOS COMPAÑEROS




NUEVOS COMPAÑEROS

Trabajaba en una empresa de reformas a la que llegaron dos chicos sudamericanos, concretamente uruguayos. Sus nombres: Maxi y Walter. Se incorporaban a la empresa para trabajar como albañiles en la reforma de viviendas, principalmente en baños y cocinas.

Nuestro jefe también había emigrado en su momento a Argentina, había hecho dinero y le habían tratado bien en un país que no era el suyo. Ahora creía que era el momento de devolver el favor, aunque yo pienso que estuvo muy bien su detalle de contratarlos. Arreglar sus papeles y ponerlos como «trabajadores legales» fue una misión colosal, casi un imposible, ya que la Administración no ayudó mucho en estos menesteres, más bien puso todo tipo de trabas, pero al final se consiguió y pasaron a formar parte de la plantilla.

La aceptación por el resto de compañeros de la empresa fue buena, pero en algunos trabajos se encontraron con personas que los trataron como si fueran menos, por el hecho de ser inmigrantes (ni que los españoles y menos aún los gallegos, nunca hubiésemos emigrado). En más de una ocasión, se tuvo que presentar el jefe en casa de algunas de estas «personas» (generalmente vecinos de los clientes) para pararles los pies, ya que los chicos no hacían nada por miedo a perjudicar a su jefe o a su empresa. El jefe les decía: «Si tienen algún problema acudan a la empresa, bien personalmente, bien por teléfono, no la tomen con los obreros, ellos están aquí para trabajar». Tanto Maxi como Walter se mostraban respetuosos y no sabían por qué eran tratados así, estaban confundidos, igual que nos sentiríamos nosotros si estuviéramos en las mismas circunstancias. Aun encima de no estar en su país, en su vida diaria y con su gente, quieren quitarles su confianza y autoestima, tratando de menospreciarlos.

Rosa Mª Reboredo Gómez
Graduada en Artes Aplicadas
Decoradora
PANXÓN (Pontevedra)
(VIII Antología)

lunes, 17 de octubre de 2016

ANTOLOGÍA 2014: WADI AL-ABYAD




WADI AL-ABYAD
He visto cómo amanece en otra ciudad a un océano de distancia de mi país. Mi casa más allá del golfo de México. He sentido el aroma a naranja impregnada en el aire de Murcia. He recorrido los puentes y las cazuelas del barrio del Carmen. Me he perdido en la Gran Vía y he sentido miedo y sol en los macetones del puente viejo. Me atreví a vivir, a vivirme. Me atreví a ser la viajera que llevo dentro. Me atreví a nadar sobre el agua, como cuando te sumerges en los sueños, como si a cada gota llegara el poema de la vida; del viaje eterno de la musa del Romea. Cada movimiento piensa en la vida, en la paz que otorga el miedo cuando nos muestra el misterio del valor. Cuando atravesamos afluentes. Cuando escribo en cada palabra los sueños que se me han despertado por Floridablanca. Todos somos viajeros, lo sepamos o no. Caminamos la tierra, fluyendo como el río Segura, como tierra y nubes y humo y pájaros que se extienden hacia el corazón. En la huerta de Europa elegí la vida, descubriendo en cada risa, el instante del día posado sobre la ventana, recubriendo el piso con las misteriosas sombras, que solo el secreto de la luz sabe hacer. Cada día desde España sujeto con fuerza mis pasos, porque soy dueña de mi tiempo y construcción de mis sueños.
Berenice Guadarrama Flores
Maestría en Biología Experimental
(VIII Antología)


viernes, 14 de octubre de 2016

ANTOLOGÍA 2014: HIZO BIEN




HIZO BIEN

Cuando compré mi primer coche en España, llevaba apenas tres meses en el país. No tenía carné de conducir español, pero sí el que había obtenido en Cuba a inicios de 1990, válido por seis meses en Europa. Discurría por entonces lo que se ha llamado eufemísticamente «Período especial en tiempos de paz». Traducido: la crisis más profunda de la historia de Cuba, cuando desaparecieron los alimentos de los mercados y se presentaron enfermedades por avitaminosis que solo visitan a los países más pobres del África profunda. A fuerza de derivar hacia las bocas de mis hijos las pocas viandas que conseguíamos, descendí hasta los cincuenta y siete kilos, lo cual, en mi caso, equivale a la impúdica exhibición del esqueleto. Y esa foto de mi exoesqueleto era la que aparecía en el carné de conducir cubano. Cierto día, a la salida de Jaén, me detuvo la policía para un control rutinario, y solicitó la documentación. Al recibir mi carné de conducir, lo examinó por ambos lados, miró la foto, me miró a mí, volvió a mirar la foto, volvió a mirarme con insistencia, como si sospechara una suplantación, y un minuto más tarde me preguntó: «¿Cubano?». «Efectivamente». Echó otra mirada a la foto del carné, tasó a ojo de buen cubero los diez kilos que por entonces ya había recuperado, y antes de devolverme los documentos y desearme buen viaje, preguntó: «¿Cuándo vino de Cuba?». «Hace tres meses», le respondí. Su última observación fue lapidaria: «Hizo bien». Mientras me reincorporaba a la autovía supe que, efectivamente, había hecho bien, no solo al evitar mi desaparición física, sino al emigrar hacia un país donde había policías con sentido del humor.

Luis Manuel García Méndez
Escritor, periodista y editor
(VIII Antología)

miércoles, 12 de octubre de 2016

DÍA DE LA HISPANIDAD Y DÍA DE LA LENGUA ESPAÑOLA

Qué mejor texto que este, un fragmento del discurso «Nuestra lengua» de Octavio Paz en el Congreso de Zacatecas (1997),  para celebrar con nuestros hermanos del otro lado del océano el 12 de octubre, Día de la Hispanidad pero también de la Lengua Española.



«… El español nació en una región de la península ibérica y su historia, desde la Edad Media hasta el siglo XVI, fue la de una nación europea. Todo cambió con la aparición de América en el horizonte de España. El español del siglo XX no sería lo que es sin la influencia creadora de los pueblos americanos con sus diversas historias, psicologías y culturas. El castellano fue trasplantado a tierras americanas hace ya cinco siglos, y se ha convertido en la lengua de millones de personas. Ha experimentado cambios inmensos y, sin embargo, sustancialmente sigue siendo el mismo. El español del siglo XX, el que se habla y se escribe en Hispanoamérica y en España es muchos españoles, cada uno distinto y único, con su genio propio; no obstante, es el mismo en Sevilla, Santiago, La Habana. No es muchos árboles, es un solo árbol pero inmenso, con un follaje rico y variado, bajo el que verdean y florecen muchas ramas y ramajes. Cada uno de nosotros, los que hablamos español, es una hoja de ese árbol. ¿Pero realmente hablamos nuestra lengua? Más exacto sería decir que ella habla a través de nosotros. Los que hoy hablamos castellano somos una palpitación en el fluir milenario de nuestra lengua.

El castellano contiene a todas las obras que se han escrito en nuestro idioma, desde las canciones de gesta y los romances, a las novelas y poemas contemporáneos; también a las que mañana escribirán unos autores que aún no nacen. Muchas naciones hablan el idioma castellano y lo identifican como su lengua maternal; sin embargo, ninguno de esos pueblos tiene derechos de exclusividad, y menos aún de propiedad. La lengua es de todos y es de nadie. ¿Y las normas que la rigen? Sí, nuestra lengua, como todas, posee un conjunto de reglas, pero esas reglas son flexibles y están sujetas a los usos y a las costumbres: el idioma que hablan los argentinos no es menos legítimo que el de los españoles, los peruanos, los venezolanos o los cubanos. Aunque todas esas hablas tienen características propias, sus singularidades y sus modismos se resuelven al fin en unidad. El idioma vive en perpetuo cambio y movimiento; esos cambios aseguran su continuidad, y ese movimiento, su permanencia. Gracias a sus variaciones, el español sigue siendo una lengua universal, capaz de albergar muchas singularidades y el genio de muchos pueblos…».

lunes, 10 de octubre de 2016

ANTOLOGÍA 2014: INMIGRANTE




INMIGRANTE

Inmigrante o cooperante, términos similares dependiendo del origen.
No quiero pensar mi gente, no, no tengo que pensar
porque cada vez que lo hago, acabo haciéndolo mal.
Claro que no es una obligación, luego un placer, un sueño, una realidad.
Yo no quiero ser inmigrante, quiero ser cooperante,
cooperante sin sueldo, ni lujo, ¡es tanto pedir!
Pues no, no quiero ser inmigrante,
no quiero tener esta imagen en mí,
no quiero ser pobre, simplemente lo estoy,
no quiero ser inferior a los que me rodean,
no por favor no.
Vaya mente mía que cuando dice inmigrante
piensa: pobreza, caridad, segunda mano.
No, para nada quiero ser inmigrante.
Claro que sí, quiero ser cooperante solidaria desde mi situación.
Pero cómo puedo yo colaborar sin recursos, sin trabajo.
Busco en el mar denso con profundidad ilimitada
y yo sin recomendación, sin remos industriales,
solo con estas dos manos, me atrevo a navegar,
eso añadiendo que ni eso tengo.
Mis sueños de alcanzar el éxito me han quitado una mano,
mi sueño de aprender desde mi experiencia me lo ha agravado
y la esperanza de ser un día cooperante me lo ha denegado. 

Me ha denegado la única oportunidad de ser cooperante y no prostituta,
me ha denegado la oportunidad de ser cooperante,
porque claro es que ser inmigrante en mi querida patria madre España,
es ser inferior, tener menos oportunidades,
y tristemente tener menos derechos humanos.
Es por esta razón, no quiero, no quiero claro está,
ser inmigrante, soy cooperante.
Cooperante sin sueldo, que huye del demonio,
cooperante sin puesto, que afronta al rey de los demonios,
y grita sin miedo alguno, déjame perder el tiempo,
que es mi oro, petróleo sin protocolo,
que es mío, porque me pertenece,
sentencia irrevocable de la madre naturaleza.
La lucha por la integración es fuerte sin duda,
es fácil hermanos identificar la lucha por la integración,
cuántas asociaciones y ONG que imparten cursos de valenciano
y el requisito principal para asignar un número identificativo.
Y yo me pregunto cómo puedo yo integrarme
si soy diferente, si mi vida es limitada,
si no soy ni siquiera pobre o mendigo,
simplemente no existo.

Osita Mangue Ncogo Onguene
Seudónimo: Osi
Licenciada en Comercio Internacional
Comercial
(VIII Antología)


viernes, 7 de octubre de 2016

ANTOLOGÍA 2014: PECES CANTÁBRICOS



PECES CANTÁBRICOS

Miro la inmensidad del mar Cantábrico.
Contemplo su líquida belleza.
Vengo de lejos, de una tierra de lagunas y ríos,
de yacarés, chicharras y pitogüés,
donde se bebe el mate
de la memoria y el olvido.
Allá ité, donde los mayoneros atrapan metáforas con sus redes,
donde las mujeres te hechizan con su payé.
Tierra empobrecida por los hombres
pero rica en supersticiones.
Recuerdo que, un tal Torres de Vera y Aragón,
al servicio de la Corona española,
fundó nuestra ciudad, llamándola Las Siete Corrientes.
Ahora soy yo el conquistador.
Ahora soy yo, España, el que pisa las arenas de tus playas.
Pero no vengo a saquear tus bienes.
He venido por amor.
La mujer que amo, tejió con su voz,
cálidas imágenes de tu gente, de tus costas y montañas.
Me habló de los peces cantábricos, de las playas
del Sardinero, de tu historia forjada a sangre y fuego.
Y aquí estoy, amándola y viviendo tus costumbres,
pero manteniendo viva la memoria
de lo que fui y de lo que soy.

Gabriel Adrián Romero
Nacido en CORRIENTES (Argentina), reside en Laredo (Cantabria)
Licenciado en Periodismo
(VIII Antología)


miércoles, 5 de octubre de 2016

ANTOLOGÍA 2014: LLUEVO




LlUEVO

«Estás idealizando. España… Europa… la tierra prometida… tu trozo de pastel… Créeme. Sé lo que digo. Sé que apenas hablarás con nadie que no tenga la piel tan cetrina como tú, y que te mirarán con lástima o con asco, y que te acusarán de robarles el pan de sus hijos, y de arruinar con tu inmunda presencia el núcleo comercial de la ciudad; y que serás pasto de pintadas en muros de suburbio, y carne de cañón en las comidillas de los bares, y víctima de las sobremesas de las españolas, que, mientras invitan a las vecinas a tomar café en sus tazas de Lladró, esbozarán sobre una mesa camilla convenientemente atildada chascarrillos acerca de tu ingrata presencia en el país, y rezarán a los santos para que les concedan un poco más de mano dura con los inmigrantes, añorando la época en la que los políticos montaban a caballo, y si no les conceden el capricho, incitarán a su hijo para que pueda actuar a su antojo, libre de manos y de pies, que para algo le regaló ella a su Borjita las botas de tacón con punta de acero reforzado. Y cuando no tengas a nadie con quien hablar, a no ser tus propios compatriotas, te acusarán de hacer de los locutorios tu casa. Claro, Edmundo, es que no te integras. Menos mal que cuando arribe la Navidad te convertirán en mártir de sus bonitos deseos para el año entrante, y vivirán esos días en familia, aunque a ti no te sea posible, aunque tú no me puedas abrazar, si es que a esas alturas todavía te importo algo…».

Entonces comienzo a lloviznar. Edmundo para el motor de la furgoneta, me abraza, y acerca su boca para beber de mis ojos la última lluvia boliviana.

José Agustín Navarro Martínez
Economista
(VIII Antología)


lunes, 3 de octubre de 2016

ANTOLOGÍA 2014: SUMANDO




SUMANDO

Fuimos el cociente de la conquista sangrienta, el llanto de los últimos charrúas caídos en la Francia extranjera. Allí fueron llevados, junto a algunos ñandúes, para mostrar la rareza de una raza que se extinguía a causa de un gobierno nacional, sangriento.

Quedamos conscientes de nuestra orfandad, inocentes e ignorantes de nuestros orígenes, aprendiendo y mezclando culturas. Olvidados del origen rojo, hicimos patria con la herencia que nos dejaron los colonizadores y la nueva sangre que portábamos; de cociente pasamos a sumando y nos entreveramos juguetones en sus tradiciones, haciéndolas nuestras. Así recibimos décadas más tarde, a los que, llenos de amor e ilusiones, buscando un camino nuevo, se atrevieron a llegar a estas tierras, formar sus familias y hacerse la América. Y vaya que lo lograron. Desde la siesta al cocido, desde la labranza al comercio, sus huellas traspasaron los límites personales. Nada quedó ajeno al vivir nuestro. Hace pocos años, fuimos nosotros, los americanos del sur, quienes a fines de siglo y con otra cultura, nos embarcamos en el cruce del océano para hacernos la España. Así pudimos rescatar nuestros sueños.

Hoy, el destino nos abraza de nuevo con esos lazos caprichosos que unen a la madre con sus hijos o a los hermanos entre sí, ¡vaya a saber!, y abrimos las manos extendidas en caricias, a los que, de nuevo, llegan a este destino en procura nuevamente de hacer la América o hacer España, que en definitiva viene a ser lo mismo.

Seudónimo: Mía Palacio
(VIII Antología)